Concordancias bíblicas
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   Se suele denominar así al registro, alfabético o conceptual, de los términos o de las ideas que coinciden en diversos lugares de la Biblia. Se buscan y consignan esas concordancias para conocer mejor e inter­pretar la Escritura sagrada, pues se facilitan con ello las comparaciones y las conclusiones.
   Parece que el primero que elaboró unas corcordancias interesantes fue el dominico Hugo de Santo Caro que murió en 1263. Después los expertos bíblicos las han preparado en las lenguas origina­les, el hebreo y el griego, pero también tratando de establecer paralelismos, coincidencias, mutuas relaciones entre unos textos y otros.
   En relación con esta técnica comparativa es interesante enseñar a los creyen­tes a manejar diversas tablas ya hechas o que se pueden hacer.
   Son múltiples los campos, las ideas, los hechos, los datos, respecto a los cuales se pueden establecer la referen­cia. Por eso han sido muchas las inicia­ti­vas realizadas con relativa fortuna.
   Sobre todo cuando se trata de personas ya un poco formadas e iniciadas en los lenguajes bíblicos, conviene aprender a relacionar pasajes, datos, ideas, actitudes, influencias. Una de las primeras reglas de exégesis bíblica es que un pasaje nunca se puede interpretar fuera del contexto en el que se escribe y sin establecer relación con otros textos para­lelos. Con las concordancias que se detectan entre las ideas y las palabras se puede aprender a meditar con objetividad los textos escriturísticos.
   Algunos biblistas prefieren reservar para la referencia a los paralelismos de los términos la palabra "concordancia" y buscan otras expresiones para hablar del similitud entre datos e ideas, como "concordias", "tablas", "sinopsis", "paralelismos" y términos afines.